Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Poemas en Prosa Alocada (página 2)




Enviado por Mauricio Uribe



Partes: 1, 2

Ya no hay prosperidad para este viejo con alas de
caimán,

Espérame mientras mis dedos aprietan los
tentáculos de un demonio.

Quiten de mí las visiones,

Quiten sus sarnosas bocas,

Estoy parido, no hay contradicción,

Mátame, mátame, no quieran vivir sin
mí,

Apuesta por no perder, revive el
oxígeno.

Hoy es un nuevo día, la parodia de
vivir,

Déjame un pedazo de continente, estoy
perdido,

¿Cuantas heridas debo soportar?

Ayúdame, estas son voces, son
laberintos,

Vienes cantando, ¡aleluya!, estás
agrietándome el corazón,

Ya no existen reglas, has vivido treinta y ocho
años,

¿Cuántos más habrás de
vivir?

Déjame morir, déjame renacer,

Esta no es una canción, hay un ritmo que no es un
volcán, es un océano.

Ahogadme, no quiero nacer, matadme.

Este es el suicido, esta es la boca negra del
pantano,

Llevadme a Jerusalén,

Allí están los muertos y los
vivos,

Allí esperan los poetas sus
dádivas,

Allí estamos nosotros esperando el
infortunio,

Allí están los traidores, ¿no
pretendéis acaso morir?

Yo no sé muy bien, sólo espero los
últimos evangelios.

Un señor está muriendo en su propia
piel.

Y no es amor, es tortura. Mátame con un beso
amoroso,

Mátame con ojos de paloma,

Ya no hay designios, hay sólo
catástrofe.

 

Ven a mí, hermosa

La vida es una sinapsis, derrotada está la
vida,

Yo estoy esperando la muerte,

Observa las luces de la catedral,

Arriba está Dios sentado en las rodillas de un
niño,

Ven a mí, este pájaro rueda sobre las
tumbas:

Ya no hay perdón de Dios, estoy absorto,
contemplando el apareamiento.

Un señor desvive su vida, traga
saliva,

Ya no hay tiempo de estar en silencio,

Las mariposas aúllan palabras con dientes de
acero.

Acércate a mí, apenas soy el
surtidor.

Llena de sangre mis huesos, quiero despertar
desnudo.

La muchacha de tibia voz, enmudece,

La vida es una sinapsis.

He allí nuestros sueños rodando entre
pétalos.

Arranco la corona de Dios.

El templado hierro rompe mi costado
sangrante.

Los cosmonautas nacen de una flor,

Ya no hay sinapsis, hay vida.

 

Espejo roto

Todo el día podría estar
escribiendo.

Una galaxia estalla entonces en el costado de mi
corazón.

Estoy desnudo, soy el señor que engulle mariposas
con dedos de alambre.

Mi vida contemplo. Y ya no puedo presentir la vocal
oscura que corroe nuestra alma.

Déjame morir en un pantano. Estoy desnudo, ya lo
dije.

Ven a mí, oh, brisa nocturna,

No hay dolor, sólo angustia.

Te piedad de nosotros.

Escucha mi lamento, oh, Dios.

Esconde la hermosura. Hay tiempo para vivir, pero
también hay tiempo para morir.

Escúchame, oh, Padre, que cada palabra
mía

Contenga

Un laberinto.

Escúchame, Padre, no quiero perderme: permite que
mi cuerpo descanse.

Estoy herido de muerte. Llena de baba mi chaleco:
escribe con vocales oscuras,

Escribe hasta morir.

Ya no hay deseos, hay muerte: ¡a, e, i, o, u!
sólo vocales:

¿Qué más puedo pedir?

Una galaxia estalla. Y ya no hay esperanzas:

En mis manos hay un niño

Llorando.

 

Espíritu sin nombre

He desaparecido en el llanto de la locura,

Tres veces negué el nombre de una
rosa,

Tres veces fueron negados los nombres de
Dios.

Yo soy el aullante, un espejo, un laberinto, un
guiñapo de guirnaldas.

Aprieto los molares y las máscaras contienen
episodios de mi muerte.

Tres veces fueron echadas las monedas.

El grito de locura fue acrecentado por mi poca
fe.

He muerto como un loco.

El llanto es locura. Mi madre rezó en
sánscrito.

Yo he besado en arameo.

No vine a este mundo a morir. Espérame. Estoy
hecho de raíces.

Mis pies fueron clavados a un insectario.

Mi corazón estalló cósmicamente. Ya
no hay miedos: hay discordia entre los hombres.

Bésame. Ámame. Éste es un cuerpo
que languidece.

Ya no hay locura. Hay cansancio.

Yo estoy oscuro, esperando la noche y su
silencio.

Aire. Aire. Mis pulmones requieren aire.

La locura es un planeta convertido en
lágrima.

Estuve loco por siete días. Desaparezco.
Muero.

El planeta es mi nombre. Contengo el
espíritu.

 

Disonancia

El ojo de Dios está en la
catástrofe:

La urdimbre es un rosal que vomita esperanza.

El ojo de Dios está en la
catástrofe.

Dolor de parto: los ríos huyen de mí,
¡pobre metáfora!

Estoy aparentando no saber nada de nada.

No hay lluvia que atosigue nuestros besos.

Todo está perdido.

La lluvia es un cántaro con alas
interminables.

Yo estoy muriendo. Fuego de raíz y olas
bravas.

El ojo de Dios está en la
catástrofe.

No puedo pretender que el corazón escupa
antorchas.

Dios está en mi mano

Oblicua.

Ella pretende distender lo larvario.

Heme allí, enlutado, parido y podrido.

Dios está en nuestro pellejo. Dios es
vida.

Voy por el mundo con boca, con dedos, con
zapatos.

Voy por el mundo, desnudo, ya no existen los diamantes
ni los ángeles.

Voy por el mundo, ubérrimo, danzante en lo
cosmonauta,

Sabedor de vidas hundidas en el abismo.

Yo tengo el poder: el ojo de Dios

Es la octava cuerda de lo poético.

 

El abandonado

El sol abraza mis manos, arriba están las
vísceras,

Esconde los dedos, las vísceras adivinan el
porvenir,

Esconde los tesoros: un señor se desvive dentro
de su piel,

Prosigue la batalla: el sol humedece sus
flechas.

Yo soy el mismo esqueleto de siempre, degollados
están los pájaros,

Dios mismo permanece, enmudecido, ya no hay
certezas,

La vida es como un gorrión azul, canto a todo
pulmón,

Canto esferas qué giran, he hallado el
talmud.

Cierro los ojos: el sol abraza mi costado,

Allí vive un monje: con sus carnes construye un
aeroplano.

Vamos ascendiendo del aire al aire.

He hallado tristeza en los ojos: Dios permanece
acechante,

Ríos inmemoriales, ríos
imperecederos,

Las vísceras adivinan el porvenir: bajaré
a la inmaculada tierra,

Allí habrá un concierto de
ninfas.

Todo está preparado: los comensales devoran
gusanos.

Venid a mí, este cuerpo es un cosmos,

Dios está en mí, satura mi
mente,

Dios es como el imponente sol, Dios está en
nosotros.

Afuera llueve: un charco de sangre viva nos humedece el
alma.

 

Amatorio

¿Qué poetas vendrán a mi
muerte?

Se han suicidado mis amigos.

Ellos contienen una colmena de abejas.

Con sus ojos construyen un muelle abandonado.

Allí el rostro pierde elasticidad.
Sucumbe.

¿Qué poetas vendrán a mi
muerte?

Se han suicidado mis amigos.

Penetro la tristeza, como si fuera una
cortina.

Dios mío, cantando, camino entre los
espinos.

Una suave brisa acaricia mis cabellos.

Podría nombrar a mis camaradas,

Pero ellos ya son gusano.

La tierra misma es gusano.

He cantado con los codos y con las manos,

La luna embiste mi pellejo.

De allí brotan hortensias.

Yo soy el hortelano, con mis salvajes cantos

Oscurezco el sol.

Canto, amor mío, esta nueva manera de
morir.

¿Qué poetas vendrán a mi
muerte?

¿Qué mariposas habrá en sus
poéticas?

Ellos hallarán tierra en mis palabras,

Pero también aire.

¿Qué será de nuestros
cuerpos?

Uno a uno iremos sepultando los ojos.

 

Recuerdo

Olas de mar, el naufragio, recuerdo la
espuma,

Solitario, como un naufragio.

Tengo el cuerpo hundido, el mar,

Infinito es. Olas de mar, saltando entre las
aguas,

¿Qué furia desatada es una ola?

Muero de sed: agua salina, naufragando,

Dos o tres segundos: cada partícula de sol es un
ser embrionario,

Nadamos hacia dentro, hundiéndonos.

Olas bravas, aquí, en el recuerdo. Un cosmos
enorme

Embistiendo. Contemplo el cielo: nubes de
agua.

¿Dónde estuvo el hombre?, es la
pregunta.

¿Renaciendo entre las olas?

La sequedad de mi boca, estoy hecho de furia.

Con la quijada en medio de las aguas.

Sin embargo, estoy estallando: yo soy la ola que
golpea

Las rocas. Estruendo de mis manos.

Yo quiero saciarme: las aguas brotan desde mi
nariz.

Los ojos son la corriente marítima;

Los ojos y la barriga.

Olas de mar: Dios está estallando, mi
cráneo es un cántaro azul,

Allí viven los peces, una aguja descuece mi
boca,

Escupo baba salina.

Olas de mar, lo simultáneo, lo velocísimo
del naufragio,

Estallando. Abre mi pecho, Padre mío, yo soy como
el naufragio.

Olas de mar: estoy recordando a un señor
brumoso,

Saltando entre las olas.

 

Desolación

Dedos de alambre: el cosmos estalla en una
carcajada.

La poesía está desoladamente abierta a los
sentidos.

Los árboles florecen y ya no hay tiempo para
vivir.

Cada una de nuestras mentes es un asidero, en cuyo
camastro,

Un sol naciente

Emigra hacia los costados del planeta.

Puedo sonreír y morirme en un instante o caer de
bruces sobre la partícula insomne del universo.

Puedo descender a los infiernos mientras el
cadáver de lo poético se despedaza en el
abismo.

Nada puede perdernos. El Todo sucumbe a la mirada del
poeta.

¿Qué orgullo es un dedo y un
anillo?

El sótano de los recuerdos es un querer descender
y saltar al abismo.

Las rosas están saturadas de veneno. Es el astro
sol que nos quema el cuerpo.

Ya no hay tiempo, esto es un defecto. Ya no hay tiempo
para las orquídeas.

Florecen (en mis dedos de alambre) los acantilados del
verbo.

Se pierden las palabras. Ya no hay videncia, sólo
esperanzas.

Déjame caer de bruces. Puedo estar arrodillado
rezando por mi vida.

Yo no soy el mismo: los años me han acribillado
el cuerpo.

Estoy hecho de universo pero también de
basura.

¿Qué asco nos envuelve? ¿Qué
materia nos pudre?

El verbo es la raíz. El verbo huye como una
gaviota herida.

 

Paisaje

Un paraje desolado donde mi alma a raudales brota del
abismo.

Un paraje donde mueren los hombres.

Llénate de desdicha.

Hay tanta sombra acumulada.

Me muero. Y la atroz cercanía de un ángel
es un acallamiento de los sentidos.

¿Aparearte o morir?

¿Qué maligna fosa espera por
nosotros?

La muerte es tan lejana y cercana que no puedo
sonreír.

Me dejo crecer el cabello. La muerte está en mis
huesos.

Un paraje desolado donde a borbotones los barcos brotan
como fantasmas.

Estoy mudo de terror, no hay partículas de rosas
ni de rosales,

La muerte está vestida de marinero.

Qué ingenua parábola. Estoy muriendo y no
es de pasión, es de muerte.

Abre los ojos: allí están los suicidas
esperando el torbellino de la vida.

Cada uno de nuestros órganos es un abejorro de
indignación.

Súbete a mi grupa: podrás presenciar el
holocausto.

Hay tanta selva acumulada en mi boca,

Tanta penuria.

A cada uno de mis amigos confiero plenos
poderes.

Ellos harán retroceder las manillas del
reloj.

Tiempo ya no queda para morir: la muerte se sumerge en
mis ojos.

Ya no quiero mirar, solo quiero morir.

 

Volandera la imaginación

El río de la vida, ¡volar!, ah,

Más allá de lo mórbido,

La teoría literaria es un asno,

Volar con alas volanderas,

Estar allí donde el humo de pipa

Deshace el universo.

Volar, ah, qué experiencia
fantástica.

El río de la vida,

Madre mía, mis pies con alas de
gaviota.

Yo no sé si aquello es una paradoja,

Volar con alas misteriosas.

¿Qué cosa es una flor? ¿Qué
cosa, Dios mío?

Yo apenas existo: volar con el verbo
"hambre".

Volar más acá de lo
mórbido

Donde la materia no perece.

Allí están los poetas con sus hambrientas
bocas.

Allí estoy yo, rodeado de árboles
frutales.

El gusano, dicen los doctos.

¿Qué cosa es un gusano?

Volar con la barba y la cabeza volandera.

Ir hacia allá en una voltereta de campeón
olímpico.

Yo no sé si aquello es poesía:

Se sumergen las redes de mi
imaginación.

Lo fatuo existe más acá,

Donde la poética es un bosque
encantado.

Volar con las manos esperando volandera

El regreso del fin.

Así somos y así moriremos.

 

Sucumbo a la imagen del sol

Del tiempo estoy aburrido.

Abrasado de espejos rotos, sacudido,

Ya no hay certezas, los ojos están quietos en lo
profundo,

Más acá no existen ni mis manos: ellas son
gusano.

Lo parasitario, lo larvario están
consumiéndose de sol,

Están en lo tremendo del tiempo, en su
pudrición.

Llena mi alma de este suicidio.

Estoy aterido. Rompo el tiempo como si fuera una tela de
algodón.

Lleno mi barriga de escorias, mátame.

Del tiempo estoy aburrido.

El hombre se estremece, se desintegra.

Más acá nada existe, ya no hay verdades o
mentiras,

El tiempo todo lo devora, lo rompe, lo
destruye:

Mis manos y mi cuerpo, mi rostro y mi barba.

Nada puede perdernos, nos morimos hacia dentro, como
gusanos.

Dame de una vez por todas "la vida":

Esa corriente estética del
pensamiento.

Dame los signos cardinales y los rayos del
sol.

 

Sensaciones

Mis pulmones se agitan,

Me quiero morir,

No puedo separar las sensaciones,

El vértigo me invade,

Soy y no soy,

Esta es la razón de mi vida:

El vértigo.

Yo estoy de pie

Como un lagarto.

Mis rodillas están hechas jirones.

Puedo morir.

Observo el mar desde el acantilado,

Mi sangre es cada gota del mar.

Déjenme descansar un año
entero.

Quisiera dormir sin despertar.

Pero la vida me llama.

Debo estar de rodillas orando por el
sacrificio.

¿Qué significan estas
imágenes?

¿El demonio existe?

De lo contrario estoy hechizado.

Mis pulmones se agitan,

Estoy hecho de materiales plumíferos.

Puedo estar de pie o de rodillas,

Nunca de torso,

El mar está hincado entre mis piernas,

Esperando consolidar mi vida.

El mar, el mar, el mar…

Todo me ahoga,

Hasta mis palabras.

 

Libros

Me adentro en los libros y en su miseria.

Las líneas devoro: fluye en ellos la
vida.

Libros, libros…

Mis ojos son letras que se subdividen,

Mi traje, mis zapatos: ah, libros.

Fluye (como un río) en ellos la vida.

Quisiera en sus líneas desintegrarme.

El éxodo es grandioso:

Los libros son hecatombe.

En ellos (como si fuera un pez) me sumerjo.

Libros, ah, libros,

Estoy loco, ellos escupen mi sangre,

Emigran como pájaros.

Nada hay más sabroso en este mundo:

Libros, ah, libros,

Lléname el cuerpo de tinta,
engrásame,

Los libros son espejos:

En ellos, la rotura del tiempo es abismo.

Mi cuerpo es abismo. Yo soy un libro.

Abre mi cubierta: el ataúd es de
papel.

Ya no hay tiempo ni espacio,

Sólo libros.

Sueño
Divino

Cazadores

A Dios vi, recostado sobre una
pradera.

Vi sus ojos de terciopelo. Yo
caminaba.

No fue un sueño. Era una
espada

Sangrante. Sus largas orejas eran
espigas.

Canté y bailé. Estaba
dichoso.

No había tempestad ni
muerte.

Todo era tan calmo.

A Dios vi, alumbrar el mundo.

Vi el resplandor de los hombres.

Nos sumergimos. Yo meditaba.

Alcé los brazos. Busqué la
espuma del mar.

Había tanto odio en el hombre. Tanta
maldad.

Empujé una barcaza: todo allí
era desorden.

Embriagado, vi una culebra rodeada de
hombres

Inicuos. Todo era tan calmo.

A Dios vi, adornado de brisa
marina.

Vi sus largas manos. Todo era
maravilla.

No pude contemplar el torso desnudo de la
culebra.

Dios inmortalizó el gusano en la
barcaza.

Nos hundimos y de la confusión: la
mujer.

Todo era arrebato. Un cuerpo había,
acechando.

Un cuerpo que brincaba. Canté y
bailé en su presencia.

Dios era claridad. De su pecho brotó
una mariposa.

A Dios vi, rodeado de objetos.

No había proclamas ni juegos de
abalorios.

Era un río de espigas. Yo caminaba
tranquilo.

El hombre era un poeta y la mujer, su
hermana.

Todo era confusión.

A Dios vi, dibujar un horizonte.
Había nubes.

Llovía. Su cuerpo era de seda y su
boca, de esmeralda.

Dios me nombró. Pude distinguir su
cabeza.

Había lágrimas con forma de
barcaza.

Yo era la mujer, pero también el
hombre.

A Dios vi, sumergirse en la bondad del
viento.

No había tempestad, sólo
silencio.

Eres de madera, me dijo, de fuego y de
silencio.

No hallarás consuelo en el
mundo.

Ensimismado, dibujé con mis dedos
una nube.

No había lluvia ni tornado ni
truenos.

Sólo silencio.

 

Quietud

Estoy enfermo de Dios,

Sus ojos son gusanos con alas de
ángel,

Puedo invocar palabras pero siempre
retumban en silencio.

Estoy enfermo del cuerpo de
Dios,

Su rostro y sus manos

Son fermento de hombres ya carcomidos por
el gusano,

Dios es silencio, ya lo dije, pero
también espacio.

Describir lo que no se puede
pensar,

Especular con el más allá,
para eso existen los profetas, ellos ladran como perros la
palabra de Dios,

Yo soy un sobreviviente, quiero invocar
nuestro orden humano, pero me nace una canción llena de
palabras divinas.

¿Qué es cierto?, ¿y
qué es mentira?,

¿El canto de un pájaro?,
¿o el estallido del mar?

Dios está en todas partes, dicen los
eruditos, yo solo busco la quietud del alma.

 

Intermitencia

Dios vive en un laberinto: no hay ecos entre las
paredes,

Estoy asombrado, Dios habita un mundo donde el recuerdo
no existe,

¿Qué sonido es un lagarto carcomiendo las
paredes?

¿Qué tiempo puede perdernos en un rapto de
ola salvaje?

Dios vive rodeado de hombres sin
corazón,

La noche sumerge los cánticos en cuyo asombro no
nace la luna ni las estrellas, nacen poetas con ojos de
vidrio.

Desnudan los matorrales, sumergen las manecillas del
reloj, el océano nos cubre con su misterio,

Todo puede reinventarnos en un estallido de lengua
castellana, el sufijo y el pronombre nos amedrentan, vivimos para
morir, no para nacer,

Yo estoy asombrado de las cosas simples,

La vida es un amanecer durmiendo hasta muy entrada la
tarde,

Las noches nacieron como un relámpago,

La luz es la tiniebla que cubre el laberinto,
allí pernoctan los amantes y los locos,

Yo estoy rodeado de recuerdos, en cada atardecer brilla
una estrella sin rumbo,

No hay noche sin agonía, no hay catarsis sin un
suspiro.

Abre los ojos, piensa en un manzano en flor,

Nada puede separarnos,

Ya no viven los santos en eremitas, los hombres habitan
el desolladero de Dios.

Yo habito tu alma y tú habitas mi
alma.

Nada puede salvarnos, estamos pegados de cuerpo y
alma,

Estamos paridos sin sentir las coyunturas de los
huesos,

Déjame expirar en tus brazos, déjame
perderme en tu laberinto,

Oh, Dios, bésame en silencio, no comprendas estas
palabras, sólo déjame morir en paz.

 

Unidad

Experimento la unidad de las cosas:

El hombre puede contener el amor pero su odio es un
océano abrupto,

Yo estoy vestido de etiqueta, beso las hojas, soy un
insecto qué piensa, la unidad se rompe a veces, la unidad
es una fe ciega en la raza humana.

Experimento la unidad de las cosas,

Su rotura es mi verdad, yo no puedo considerar los
líquenes de una estación lluviosa, yo considero
verdadero el símbolo del amor.

Experimento satisfacción en una rosa, pero
también la fealdad en la muerte, ya no más un
rincón disperso, somos un montón de lluvia, un
montón de aire, ya nada puede vencernos, juguemos a morir,
esta vida es miserable, la unidad nos protege del
vértigo.

Experimento la unidad de las cosas,

Los símbolos que nos anteceden; vivir o morir,
ascender una montaña, el relámpago es nuestro
corazón, levantad las manos, estamos dispuestos para la
vida.

Yo no soy un hombre, soy un pájaro, la unidad es
de conciencia, levantad los ojos, allá a los lejos se
agitan los barcos, la unidad es un tesoro, nada hay más
placentero, ved nuestras heridas, abrid los corazones, lo que
existe es infinito, lo que no existe es pulcritud.

La unidad nos bendice, la tierra es un masetero donde
habitan dos seres indistintos.

El hombre y la mujer, la polaridad del ser.

Dadme fuerza, dadme la vida, dadme la
esperanza.

 

Hombre

El hombre vive su vida, aislado de su ser,

El hombre recorre los acantilados,

El hombre besa la cordillera de los Andes,

El hombre camina arrastrándose, no vive como
víbora, vive como animal,

El hombre es un pez con cabeza de pedernal, el fuego que
enciende es su vida, la vida nuestra,

El hombre amanece cubierto de lodo, la vida es hermosa,
dice el poeta, la vida es un desafío,

El hombre es de carne de membresía; su vida, un
festín, en cuyo retablo, el cantor desvive su
vida,

El hombre construye el símbolo de su existencia
con un verso estrellado, las nubes cubren el horizonte, la vida
es su verbo,

El hombre bendice a los hermanos repartidos en los
puntos cardinales del planeta,

El hombre trabaja la palabra "silencio" en
oscuridad,

El hombre se embriaga, el hombre procrea, el hombre
acaricia la luna, el hombre percibe el fuego del sol, el hombre
es una quimera, un día oscuro, un insecto
herbívoro, el hombre conduce su esqueleto, activamente, en
un mundo sutil.

 

Finitud

La finitud es un leguaje adornado de
estrellas,

Los hombres son hermanos, acudo a los mares, ellos
acriminan la finitud,

El tiempo es una codorniz, ya no hay respuestas, hay
sólo pensamientos.

Espérame debajo de un eucalipto, allí
podremos amarnos.

El tiempo es para mí un signo
inequívoco,

La finitud nos envuelve con gajos de uva,

Amad este cuerpo que no precisa de espacio para existir,
este cuerpo es una esponja marina,

No quiero desaparecer, el vino prepara las fauces del
borracho,

Desaparece el tiempo pero la muerte no permite una
salida digna,

Morimos con la temeraria actitud de un suicida, morimos
cada noche y cada día.

La finitud es un témpano de hielo;

Corroen las hormigas la carcasa de la
realidad;

Otro hombre camina con mis zapatos, otro hombre es el yo
mismo,

Puedo desaparecer pero también puedo no
existir,

La finitud me embriaga, he perdido la vida pero al final
del camino he hallado una lámpara.

El yo nos atosiga, el yo es un suspiro, el yo advierte
de la muerte, el yo es un poeta con zapatos de gamuza,

Otro hombre se contempla al espejo, un hombre que
advierte en su barriga la finitud del tiempo.

El yo es adverso, el yo contiene una pequeña ola
bravía de soledad.

Poemas
Místicos

Metáfora Con pensamiento
divino

Dios vive en nosotros,

Es un pantano, áspero,
redondo,

Dios agita las percepciones.

Yo vivo rodeado de
pájaros,

Escucha mi voz, áspera,
líquida,

Puedo acariciar el sol con mis manos y
caer

de bruces,

Puedo presentir la tormenta porque
soy

hombre.

Dios vive en nosotros, ya lo
dije,

Dios es un pantano, escucha mi
lamento,

Es de pájaro errante, yo vivo
rodeado

de aire,

Escucha la voz, que nocturna,
embrutece

el alma.

Dios vive en nosotros, esto no es un
lamento,

Es una voz de caracol, un cuerpo sin
luz,

Es aire, ¡aterrizaje forzoso!, los
pájaros,

Ah, qué bellos son los
pájaros.

Escucho predecir el tiempo, son
cuerpos,

Escucho la voz, que irritada, me
condena,

Áspero de tornasol, el aire se
arremolina,

Quiero vivir atosigado de cantos
guturales,

Dios vive en mí, ya lo he
denunciado,

Su cuerpo es pastoso como un
río,

Su melancolía es un océano;
yo canto y bailo;

Escucho predecir la voz del amargo
crepúsculo;

Un cuerpo es una rosa con
espinas;

El espíritu, un barco remontando el
océano

de la vida,

¡La vida!, ¡la vida nuestra!,
es un barco desbarrancado

En un astillero, que no contiene vida
sino

muerte.

Dios habita el hueco de mi alma,

Dios es abanico de persistencia,

Quiero vivir y cantar, reír y
despertar,

Esta es la vida, un incierto
destino,

El cuerpo se confunde, nuestro
laberinto

Es vida,

Dadme los poderes de predecir,

Yo diré palabras que contengan
sabiduría,

Las palabras son:

"Pájaros,

Cuerpos,

Tierra,

Pedruscos".

Estas son las plegarias de un hombre nacido
santo,

Estas son las palabras repetidas en la
noche,

Yo he nacido, ya lo dije,

Del follaje oculto de la luna,

Ellos llamaban a Dios con palabras de
misterio,

Yo no te nombro, yo sólo escucho tu
canto,

Ya no hay cadáveres en esta
tierra,

La paz es una insolente
metáfora,

Dios ha llenado nuestros cuerpos de
vida,

Pero nosotros hemos llenado la vida de
escombros,

Me despido ahora,

No para morir sino para vivir.

 

Sangramiento es la
Palabra

Yo me embriago de vida, aire,
aire,

Todo culmina esta noche, pueblo, amado
pueblo,

Aire, todo está
sobornado,

El mar y el acantilado,

Qué nefasta soledad, el epicentro de
la vida,

Esta noche me adentro en la
esperanza,

Noche de tormenta, pueblo
aguerrido,

Aire, aire, la rapidez del
relámpago,

Los hombres trabajando, el
pueblo,

También el hambre, la sordidez y la
podredumbre,

Esta noche quiero permanecer
desnudo,

La carne mata el rencor, nada hay
aquí, sólo

muerte,

El epicentro de toda vida es nuestra
desgracia,

Alabemos nuestros brazos, nuestros
músculos,

Aire, yo trabajo con aire, pero tú
trabajas

con hierro.

Padre mío, este pueblo es un
combate,

Toda la noche hemos peregrinado hacia
Occidente,

Los hombres beben sangre, el pueblo
lucha,

El combate es despiadado,

Pueblo mío, soy uno más entre
ustedes,

Una grano de arena en la persistencia de la
esperanza,

Pueblo, yo combato con ustedes y
también muero de sed,

Estoy desnudo de poderes
terrenales,

Nuestra esperanza es una espiga
confortable,

Un laberinto deshojado, las banderas
atiborradas de esperanza,

La fuerza es la simiente; la bondad, la
tregua

de los poderosos,

Abrid los ojos, esta es la noche de la
venganza,

abrid los brazos; el cuerpo es nuestro
epicentro,

Nos alimentamos de escombros;

Ten piedad, oh, Padre Celestial, ten
piedad…

 

El Tibio Abrazo de un
Hermano

El sangramiento de un poeta

Es el mismísimo brazo forzado a
luchar,

El poeta abraza las banderas de la
justicia,

Dios está afiebrado; el mundo en la
pupila del poeta;

La muerte nos llama con su voz
pastosa,

Yo escucho el lamento de una ola brava con
su poderoso estallido,

La lucha del pueblo no puede ser
tranzada.

Adormecida está la esperanza sobre
las rodillas del poeta,

La sal de los hombres es la
justicia,

Tanta muerte, tanto gobierno
corrupto.

Sangre de mi cuerpo, el poeta escribe
aire.

Toda la noche he hallado sangre en mis
vestidos,

He muerto y he combatido, el mar, escucha
mi lamento, oh, acantilado,

Percibo el rumor del viento, escucho el
ladito de mi corazón,

El poeta es un barco a la
deriva,

No permitan la traición, yo no estoy
de acuerdo con la luna quemante,

El sol declina pero Dios duerme acurrucado
entre las venas,

La bendita esperanza nos
reconforta,

Toda esta noche, pueblo mío, he
descubierto el sonido del mar adentrándose en nuestros
cuerpos,

He descubierto el brazo qué
sangra,

He descubierto el murmullo del
bosque.

 

Canto de Amor

Tengo hambre ti, amor
mío,

Hambre de permanecer en la
simiente,

Hambre de amarte.

Escucho la voz del desierto, te
amo,

Tengo hambre de ti, hambre de no
querer

eclipsar la luna,

Hambre de rayos de sol cubriendo tu
cuerpo.

Estoy aquí, envuelto con ramas de
bosque,

Amo las raíces que nos penetran el
cuerpo,

amo el amor,

Escucha mis palabras, hambre de
manos

y de pies.

Amor mío, eres una caudal de bocas
que se

precipitan en mi cuerpo,

Hambre de ti, hambre de amor.

Escucho el rumor del océano, su
presencia es

tu corazón,

Abre la puerta que nos conduce a tu
alma,

Yo adoro el contorno de tus
ojos,

Son tan bellos. Lejos de ti, el mundo
camina

lentamente,

Cerca de ti, todo es orfandad,

Déjame arrinconarme entre tus
brazos,

suavísima es tu forma,

Me alejo de ti para acercarme a
ti,

Ámame, ámame, pequeña
mía.

Los ríos se precipitan en nuestro
cuerpo,

Ellos son la fantasía que cantan tus
labios,

Ellos van y vienen
endemoniadamente

enamorados,

Todo es un caos en el beso que
nos

procuramos,

Yo te amo pues hay en ti un rumor de
bosque

fantasioso,

déjame albergar penas y amores.
Audaz es

nuestra lengua, férrea,
ígnea.

Yo canto "amor", yo canto
"amor".

Noche de amor

Acaricio tu cintura más acá
del bosque,

Me sumerjo en tu corazón como si
éste fuera

un pedazo de rosa,
agitándose,

en un mar caspio.

Te amo. Y quiero convocar nuestros
árboles.

Ellos son aromas de
éxtasis,

Ellos nos adoran las tempestades que
desatan

los caracoles marinos.

Quiero abrazarte, quiero
adormecerme

en tus labios,

Quiero hincar mis dientes en tu
sabroso

magma.

Árida tierra eres
tú.

Yo soy el sembrador.

Árida esmeralda eres
tú.

Yo soy el joyero de tu cuerpo.

Abrázame esta noche como si todo
culminara

para siempre.

Abrázame, amada mía, yo soy
tu sombra.

Y mi cuerpo es tu Dios cansado.

Árida tierra eres
tú.

Yo soy el vasto océano que socava tu
vientre.

Déjame ocultar mis tesoros en tu
cuerpo.

Déjame arrinconar las estrellas en
tu nuca.

Toda eres de espuma. Tú, amada,
tú eres

espuma.

La noche, más allá del
ventisquero,

La noche, digo, la noche
estrellada

Oculta tu cuerpo.

Tus ojos y tu boca, tu cuerpo,
repito,

Amada eres, pequeña
amapola,

Amada eres.

 

Comunión

Yo he vivido con la luna,

He comido, he matado, no soy un
asesino,

Sólo he prendido fuego al
tiempo.

Yo he vivido atosigándome de
imágenes.

El mar ha sido mi
alucinación;

Los árboles
también.

Yo he vivido con la luna;

Amo el sabor del viento que
corroe

las montañas.

Ah, las montañas, qué bellas
son las piedras;

En ellas, he puesto mi nombre; yo he
vivido

en la montaña, apartado

de los hombres;

He vivido rodeado de
acantilados;

He muerto; no carnalmente sino
ficticiamente;

Amo las mentiras; pues las mentiras
son

palabras;

Polvo de mí, polvo de hiriente
espesura:

Abre, tú, mi mente; soy todo tuyo
esta noche.

Yo he vivido con el sol;

He descendido como un cometa; las
estrellas

son fantasmas;

He bajado a reunirme con los
hombres;

Allá a lo lejos las montañas;
allá a lo lejos

el hombre que reúne las
espigas

de invierno.

La nieve lo cubre todo; la nieve es la
palabra

escrita;

Ella se expande como el petróleo; yo
tengo

la boca llena de
petróleo.

Ah, qué bellas son las tardes
escritas

por un loco;

Las visiones son siempre las
mismas:

La comunión de los
hombres,

El astillero, el obrero, el
panadero;

Todos danzando en el mismo
sitio;

Para la luna: la montaña; para los
hombres:

el pez.

¿Qué quiero yo de tu sombra?
¿Qué quiero,

Díos mío?

Un segundo nada más… Un
segundo de paz.

 

Poema de amor

De noche la luna se haya en el
cenit

del destino:

Amo la vida, dice el poeta, la
luna,

los árboles, la tierra.

Ah, qué distante es nuestro
amor,

como la vida misma.

De noche me acurruco
recordándote.

Me sumerjo en tu espíritu: yo no
sé si esto es

real,

Me refiero a la realidad
concreta,

Yo no sé si esto es
verdadero,

Hay muchas emociones en
mí:

Un mendrugo, una noche
solitaria,

un destello de luna,

Yo te recuerdo, siempre recuerdo tu
sonrisa,

Qué manera de amarte.

Ah, noche estrellada, tú eras mi
bendición.

Yo no encuentro reparos en
llamarte:

"amada",

Toda eres de espectro o de hueso

de antepasado,

Eres el tiempo mismo que se ha
maquillado

el rostro,

Eres la ventisca que atesora
barcos

en un puerto austral,

Eres la belleza del pasado (ya no hay
más

años para ti o para
mí),

Sólo yo te recuerdo o nuestros
hijos.

De noche me recuesto en mi
lecho:

Parece que el destino nos
cobijara:

Eres la copa de vino, agriada en una
meza

colmada de mendrugos.

Eres mi compañera, mi nocturna
amante.

De ti he aprendido la soledad, de ti he
amado

los dedos con sabor a cuerpo.

Tócame: en mi vida no hay
laberintos, sólo

hay recuerdos bondadosos.

Haz de mí un cuello
colapsando,

haz de mí un hombre
feliz.

Esto que te escribo es tan
antiguo,

que apenas recuerdo su nombre.

Tú eres un tesoro, un cáliz,
yo te recuerdo

como eras ayer,

con tu luna menguante, tu rostro de
sol,

tu sonrisa de eucalipto.

Recobremos lo perdido; es hora

de marcharnos.

 

Canción para mis
Hijos

A mis hijos esta canción

Que se oscurece en primavera.

Los ríos son espejos, los ojos el
mar,

Esta noche aprecio el dulzor de
vuestra

esperanza,

Amo la vida pues la vida me ha dado
hijos.

Un racimo de uvas,

Esta noche, como dije,

Deshojando las nubes,

Esparciendo el polen de una flor
exótica,

Ámame, hijo querido, por tu sangre
corre

la tierra,

Por tus mejillas, los bosques.

La noche nos espera, fluyamos

como el tiempo,

Apostemos nuestros huesos por
amarnos,

Demos de comer a los pobres
pájaros,

Ellos picotean las bravas olas del
mar

del norte,

Ellos conservan la raíz
prístina de la vida.

Esta canción es un fantasma
amigable

Que nos condena a la soledad,

Yo llevo la tristeza en mis ojos

Pues he abandonado a mis hijos,

Si pudiera volverme río y
refundirme

en el magma de la tierra,

Si pudiera adentrarme en el
cosmos

Y caer como un meteorito

Y soñar con la felicidad

Y estar presente en cada
instante,

Si pudiera estar con mis hijos en
esta

primavera.

Esta canción es para ti,
hijo,

Ustedes representan el mar, el
tiempo,

el eclipse de la luna,

Yo me refugio en una hoja pues soy
hombre

de bosque encantado,

Soy el vagabundo que cuenta historias
sin

hablar,

En silencio, en delirio de
silencio,

Amando la vida y vuestros pies de
almíbar.

Amo la vida y la vida me ama a
mí,

Amo a mis hijos como si fueran
joyas

de incalculable placer.

 

Viento

El viento zozobra, aire, tierra,

Eres la densa culebra que recorre
nuestros

cuerpos,

Eres la rosa fatigada que se
deshoja

en invierno.

La lluvia eres tú, la tempestad
también.

El frío, qué maligno es el
río que quita

la vida.

Yo estoy rodeado de aire, aspiro

mis pulmones,

El viento es una atalaya que se destruye
entre

los dedos.

Ya que corroes las montañas, yo te
invoco, tierra;

Árida cercanía de la
muerte.

Puedo esperar que mi cabello se
erice,

Los peces lo recorren, la brisa
marina,

La nefasta soledad, la ventisca.

El viento zozobra, recorre la
caridad

de mi corazón,

Escucho el latido propagándose por
la tierra,

Los caballos son la hecatombe, sus
látigos,

Aire, aire,

Acantilado de ráfagas de viento,
estoy aquí,

Puedo desnudarme y sonreír. El
viento es

El lapidario estímulo que nos
lleva

a la muerte.

Viento de hojalata, eres la
cumbre

en la montaña,

La ventisca en el bravo
océano,

Eres la salvaje hendidura de mis
huellas,

Llénate de mí, llénate
de esperma,

Deja acariciar el centro de tu
destino.

Deja que convoque esta noche tus
poderes.

 

Canción de
Despedida

El amor es destello de flor
silvestre,

El amor de la mujer amada.

Me comprometo a obedecer el
canto,

Los hombres estamos enamorados,

Amamos las piedras, los ríos, los
acantilados,

El amor es fruto de una noche y de un
día,

El amor nos protege, nos socava, nos
sumerge.

Yo amo a una mujer con rostro de
sol,

Sus manos, qué delicada son sus
manos,

Me persigue entre las sombras,

Un río de corazones invertidos es su
sangre,

Yo me sumerjo en sus labios,

Me socavo en su vientre con aroma a
océano,

Me protejo entre sus senos como si ella
misma fuera la madre tierra.

Me preocupan sus sueños, duerme
mal,

Toda la noche está
cubriéndome de besos,

Yo no resisto tanto amor, quiero
escapar

A un paraíso para
románticos.

Ella me besa, me atosiga, me dice que
me

ama.

Yo también la amo…

Amo las noches estrelladas, los
surcos

en la tierra,

Amo las flores silvestres que me
llaman

a la procreación del
mundo.

Amo el cosmos, amo el universo,
amo

las raíces.

Soy, en ellos, un caos de amor porque el
amor es caos.

 

 

Autor:

Mauricio Uribe

© 231211

Diciembre del 2002/ Santiago de
Chile

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter